Cada 7 de septiembre Ahuachapán celebra una de las fiestas más esperadas del año.
Tradicionalmente a esta celebración asisten miles de personas que disfrutan recorrer las calles de Ahuachapán, para admirar la creatividad y la motivación de los ahuachapanecos en la elaboración de los farolitos que son fabricados con varas de bambú o madera, papel de china o celofán y candelas.
Esta festividad se da en honor al nacimiento de la Virgen María (Virgen niña), el día 7 de septiembre. Siendo la población de Ahuachapán muy religiosa, las tradiciones se han ido transmitiendo a través de generaciones.
Al respecto, algunos pobladores comentan que “Los españoles les inculcaron el amor a la virgen María, prueba de ello es que hasta una de las carabelas de Cristóbal Colón tenía por nombre LA NIÑA, en honor a la virgen niña”.
Otro dato importante de esta versión es que la ciudad de Ahuachapán en tiempos de la Colonia se llamó “Nuestra señora de la Asunción de Ahuachapán”. Sobre el origen de esta tradición se dice que las personas ofrecían rezos a la Virgen María en los patios de las casas; en vista que solamente había ranchos de paja, estos rezos los hacían iluminando los cercos. A raíz de ello, quedó como tradición iluminar los exteriores de las viviendas con faroles hechos a mano.
La otra versión que se maneja al respecto es la del terremoto ocurrido en el año de 1850 que afectó a varias zonas del país. Los pobladores por temor a que ocurrieran más temblores, salieron a dormir a las calles, teniendo que alumbrarse con candiles, faroles, rajas de ocote y candelas, ante la falta de energía eléctrica en ese entonces. Las personas imploraron protección de la Virgen María prometiendo que por coincidir la fecha del terremoto con la víspera del Nacimiento de la Virgen, cada 7 de septiembre iluminarían los exteriores de las viviendas con los medios artificiales que se utilizaron en ese momento, en su honor.
Según el libro “Ahuachapán, ciudad y memoria”, que se encuentra en la Biblioteca Pública Alfredo Espino, consigna que el 24 de febrero de 1896, por acuerdo legislativo, la alcaldía de Ahuachapán celebró un contrato con una empresa de Estados Unidos para que instalara y explotara el alumbrado eléctrico en la ciudad.
La Asamblea Legislativa decretó en agosto de 2014, el Día de los Farolitos como Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador, ante la aceptación que tuvo la celebración en el municipio de Ahuachapán.
Atiquizaya, Tacuba, Concepción de Ataco, Salcoatitán, y Apaneca, también celebran el día de los farolitos; sin embargo, ninguno de estos ha recibido la declaratoria que tuvo Ahuachapán.
Desde muy temprano la ciudad ahuachapaneca y el resto de municipios vecinos comienzan a prepararse para recibir a nacionales y extranjeros en esta hermosa festividad que sin duda ningún salvadoreño debe perderse.